miércoles, 21 de mayo de 2014

EL DEMONIO ES LA CLASE OBRERA


A corta disancia temporal, de la tragedia de la mina turca de Soma, es pertinente reflexionar sobre el tema de la demonización de la clase obrera, a la luz de las entrevistas realizadas por varios diarios a Owen Jones, como EL DIARIO.ES: Owen Jones: “Las cosas han empeorado desde que escribí 'Chavs'”., o en EL CONFIDENCIAL: OWEN JONES Y EL FUTURO DE LA CLASE TRABAJADORA“Nuestro sistema es socialismo para ricos, tendría que haber más cajeras en política”.


OWEN JONES



MIEDO Y ASCO A LOS CHAVS:
<<...Hay que hablar con Richard Hilton para apreciar la hondura del odio que inspira la clase social. Tras definir a los chavs como «chicos de la calle vestidos de Burberry», continuó con su explicación:
  Suelen vivir en Inglaterra pero probablemente pronuncian «Inlaterra». Les cuesta expresarse y tienen poca capacidad para escribir sin faltas. Adoran sus pitbulls y sus navajas, y te «pincharán» alegremente si les rozas accidentalmente al pasar o no les gusta cómo les miras. Suelen procrear a la edad de quince años y pasan casi todo el día tratando de conseguir «maría» o cualquier «trapo» que puedan trincar con sus sudorosas manos adolescentes. Si no están internados a los veintiuno, se les considera bastiones de la comunidad o se ganan «mucho respeto» por tener suerte.
  No es de extrañar que, al ser preguntado si corrían malos tiempos para los tales chavs en Inglaterra, su respuesta fuera categórica: «No, se lo merecen».
  Al parecer la clase fue un éxito entre la gente que va a los gimnasios. Tras describirla como «una de las clases más populares que nunca hemos ofertado», Hilton afirmó que: «Casi todo el mundo se identificó con ella y la disfrutó. Unos pocos de la brigada policial se sintieron ofendidos». Y sin embargo, sorprendentemente, Hilton no se considera un intolerante, ¡todo lo contrario! El sexismo, el racismo y la homofobia, por ejemplo, eran «completamente inaceptables».
  Empresario extremadamente exitoso, Richard Hilton ha explotado el miedo y el odio que sienten algunos londinenses de clase media hacia las clases bajas. Es una imagen convincente: sudorosos banqueros de la City descargando sus frustraciones inducidas por la recesión sobre chavales pobres y semisalvajes. Bienvenido a Gymbox, donde la lucha de clases se mezcla con el fitness.
  Es fácil quedarse de piedra ante el impúdico odio de Hilton, pero él ha descrito crudamente una imagen del adolescente de clase obrera muy extendida entre la clase media. Corto. Violento. Delincuente. «Procreando» como animales. Y, por supuesto, estos chavs no son elementos aislados: después de todo, se les considera «bastiones de la comunidad»...>>
CAMPAÑAS EN LOS MEDIOS
<<... Cuando el exconvicto Raoul Moat escapó tras matar a tiros al compañero de su expareja en julio de 2010, se convirtió en un antihéroe para unas pocas de las personas de clase trabajadora más marginadas del país. Un criminólogo, el profesor David Wilkinson, afirmó que aquel estaba «explotando la mentalidad masculina, desposeída, de clase trabajadora blanca, según la cual no puede abrirse camino legítimamente en el mundo, así que Moat, comportándose como lo hizo, como esta especie de antihéroe, ha tocado, creo, un punto sensible». Los blancos de clase trabajadora se habían visto reducidos de un plumazo a unos simiescos macarras sin aspiraciones legítimas. Internet fue el escenario de una batalla campal. Véase este comentario en la página web del Daily Mail:
Mirad a vuestro alrededor, en el supermercado, en el autobús y ahora cada vez más en la calle. Encontraréis grupos cada vez más numerosos de tatuados, ruidosos y malhablados proletas seguidos de mugrientos mocosos, que son incapaces de responder o incluso de reconocer la cortesía más básica y no conciben estar equivocados en nada. Esta es la gente que se emociona con un asesino despiadado. No tienen valores ni moral y son tan cortos que no pueden redimirse. Es mejor evitarlos.
  Esta forma de odio de clase se ha convertido en parte integral y respetable de la cultura británica actual. Está presente en los periódicos, telecomedias, películas, foros de internet, redes sociales y conversaciones cotidianas. En el corazón del fenómeno chav hay un intento de ocultar la realidad de la mayoría de la clase trabajadora. «Ahora somos de clase media», reza el mantra generalizado, todos excepto unos pocos irresponsables y recalcitrantes flecos de la vieja clase obrera. Simon Heffer, uno de los periodistas conservadores más prominentes del país, es un firme defensor de esta teoría y a menudo ha afirmado que «lo que se conocía como “respetable clase trabajadora” casi se ha extinguido. Lo que los sociólogos daban en llamar la clase trabajadora ahora no suele trabajar en absoluto, sino que vive del Estado de bienestar». Ha dado paso a lo que él llama una «subclase salvaje».
  Cuando le pregunté qué quería decir con eso, replicó: «La respetable clase trabajadora se ha extinguido en gran parte por causas justificadas, porque tenía aspiraciones y porque la sociedad aún proveía los medios para aspirar». Habían ascendido en la escala social porque «han ido a la universidad, han conseguido trabajo en oficios o profesiones administrativas y se han vuelto de clase media». Una pregunta interesante es dónde encajan en todo esto los millones de personas que seguían en ocupaciones manuales o la mayoría de los que no habían ido a la universidad. No obstante, según Heffer, en realidad hay dos grupos principales en la sociedad británica: «Ya no existen familias que vivan en condiciones humildes y respetables generación tras generación. O se convierten en clientes del Estado de bienestar y pasan a engrosar la subclase, o se vuelven de clase media»
DEFINICIÓN DE CHAV:
<<... Ante todo, el término chav engloba actualmente cualquier rasgo negativo asociado a la gente de clase trabajadora —violencia, vagancia, embarazos en adolescentes, racismo, alcoholismo y demás—. Como escribió la periodista del Guardian Zoe Williams «chav puede haber atraído el interés popular por parecer que expresaba algo original —no solo escoria, amigos, sino escoria vestida de Burberry— pero ahora cubre una base tan amplia que se ha convertido en sinónimo de “proleta” o de cualquier palabra que signifique “pobre y por lo tanto despreciable”». Hasta Christopher Howse, eminente columnista del conservador Daily Telegraph, objetaba que «mucha gente usa chav como cortina de humo para encubrir su odio a las clases bajas… Llamar chavs a la gente no es mejor que cuando los chicos de colegios privados llaman “palurdos” a los de pueblo»[.
  Los chavs a menudo son tratados como sinónimos de «clase trabajadora blanca». La temporada del 2008 de White (blancos) de la BBC, una serie de programas dedicados a la misma clase, fue un ejemplo clásico, al retratar a sus miembros como retrógrados, intolerantes y obsesionados con la raza. De hecho, mientras que la «clase trabajadora» se convirtió en un concepto tabú en el periodo posterior al thatcherismo, de la «clase blanca trabajadora» se hablaba cada vez más a comienzos del siglo XXI.
  Porque «clase» había sido durante mucho tiempo una palabra prohibida en la vida política, y las únicas desigualdades debatidas por políticos y medios de comunicación eran las raciales. La clase blanca trabajadora se había convertido en otra minoría étnica marginada, y eso suponía que todas sus preocupaciones se entendían únicamente a través del prisma de la raza. Se empezó a presentar como una tribu perdida en el lado equivocado de la Historia, desorientada por el multiculturalismo y obsesionada con defender su identidad de los estragos de la inmigración en masa. El nacimiento de la idea de una «clase trabajadora blanca» fomentó un nuevo fanatismo progresista. Estaba bien odiar a los blancos de clase trabajadora porque ellos mismos eran un hatajo de racistas intolerantes.
  Una justificación del término chav señala que «los propios chavs lo utilizan, así que, ¿cuál es el problema?». Tienen un argumento: algunos jóvenes de clase trabajadora han adoptado la palabra como un rasgo de identidad cultural. Pero el significado de una palabra a menudo depende de quién la emplee. En boca de un heterosexual, «marica» es clara y profundamente homofóbico; pero algunos gays se lo han apropiado orgullosamente como seña de identidad. De forma similar, aunque «paki» es uno de los términos racistas más insultantes que puede usar un blanco en Inglaterra, algunos jóvenes asiáticos lo emplean como un término cariñoso hacia los suyos. En 2010 una polémica en la que anduvo implicada la controvertida locutora derechista estadounidense Laura Schlessinger ilustró gráficamente esta cuestión. Tras emplear once veces la palabra «negrata» en antena durante una conversación con un oyente afroamericano, trató de defenderse con el argumento de que los cómicos y actores negros la utilizan...>>



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ENLACES:
-El pueblo contra el proletariado de Patricia Tubella en EL PAÍS.


ACTIVIDADES:
A elegir:

1.-Crea una entrada sobre Owen Jones, su opinión, su libro,etc...
2.-Busca Vídeos en YOUTUBE de la serie Little Britain o similares con las burlas de las que habla Jones. Crea una entrada comentádolos.




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