jueves, 13 de marzo de 2014

PRUEBA DEL 13 DE MARZO:ORTOGRAFÍA

INICIO DE LA PRUEBA:

Lee con atención el siguiente texto:


“CHICAS BUENAS Y CHICOS MALOS

Ya conocéis las istorias: le ha cortado la cabeza a la estatua de Jebediah Springfield, ha quemado el árbol de navidad de la familia, ha robado una copia del videojuego Bonestorm en una tienda, ha hecho trampa en un test de inteligencia y ha conseguido que lo matriculen en un colegio para superdotados, ha engañado a la ciudad entera, haciendo creer a todos que había un crío atrapado en el fondo de un pozo, etcétera, etcétera, etcétera. Bart Simpson no es un niño adorable y trabieso que de forma hinadvertida acabe metiéndose en problemas, no es un rebelde con un gran corazón. Es un delincuente astuto, un chico malo que viste pantalones cortos de color azul, un corruptor, un vasallo de Satanás (si creéis en esas cosas).


Probablemente os parezca que su hermana Lisa es la virtuosa. Es inteligente, talentosa, muy lógica, racional, sensible. Tiene principios: combate la injusticia allí donde la encuentra. Es vegetariana porque cree en los derechos de los animales, se enfrenta a los excesos de avidez del señor Burns y muestra amor y compasión hacia sus amigos y hacia los miembros de su familia y, a decir verdad, para con todos los menos afortunados. Lisa es la chiquilla que nos gusta querer. Seguro que diríais que es el único personaje admirable de la serie.

“Bien, permitidme que os cuente de otro chico malo, el chico malo de la filosofía (¿Qué? ¿No creíais que existiesen chicos malos en la filosofía?). Se llamaba Friedrich Nietzsche y, desde el punto de vista de la filosofía, no ha habido chico más malo. Nietzsche era una especie de astuto delincuente filosófico. Desafiaba la autoridad, era un corruptor. ¿También era un vasallo de Satanás? Bueno, escribió un libro titulado ¡El Anticristo! Parecía odiarlo todo, cada ideal que la mayoría amaba y atesoraba. Se dedicaba a derrumbar esos ideales demostrando con inteligéncia cómo se relacionaban con cosas que esa misma mayoría odiaba. Denostaba la religión y se burlaba de la piedad. Se refería a Sócrates como a un bufón que había conseguido que lo tomasen en serio. ¡Llamaba decadente a Kant, superficial a Descartes y limitado a John Stuart Mili! En Así hablaba Zaratustra, su infamia llegó hasta el punto de escribir: «¿Andas con mujeres? ¡Pues no olvides el latigo!».


“Ahora bien, aunque rechazaba e incluso se burlaba de los ideales tradicionales de las llamadas «buenas personas», es decir, las personas compasivas y virtuosas en el sentido religioso, Nietzsche tenía su propio ideal: el espíritu libre, la persona que rechaza la moral y las virtudes tradicionales, que abraza el caos del mundo y le confiere estilo a su carácter.
¿Es posible que, desde una perspectiva nietzscheana, hayamos estado admirando al personaje equivocado? ¿Acaso Lisa Simpson encarna ese cansancio que insulta al mundo, la decadencia, la moral del esclavo y el resentimiento de los que habla Nietzsche? Desde luego, es divertido portarse mal, pero ¿tal vez hay algo saludable y vitalista en ese comportamiento, algo filosóficamente importante? ¿No será Bart Simpson la personificación del ideal nietzscheano?



.....

“No, el ideal de Nietzsche es más bien el artista, el individuo que se crea y se supera a sí mismo, que forja nuevos valores y convierte su vida en una obra de arte. Y creo que estaríamos en apuros si tuviéramos que encajar a Bart en ese molde. Es cierto que a veces parece darse cuenta del caos que es el mundo y su existencia. Por ejemplo, cuando quiere interpretar a Fisión Boy en el nuevo filme de Radiactivo Man, dice «si me dan el papel, podré por fin congraciarme con ese pequeño rarito y liante llamado Bart» («Radiactivo Man»). Se da cuenta de cuán caótica es su vida de «pequeño rarito y liante» que necesita ser modelado. Y, en efecto, su personaje parece tener una especie de estilo coherente, pero se define a sí mismo en gran medida como reación y, por supuesto, Nietzsche no perdonaría tal cosa. Lo que quiero decir es que, en buena parte, Bart se define a sí mismo y se forja una identidad, no en una afirmación triunfante de sus talentos y capacidades, ni tampoco como una grandiosa y creativa urdimbre de elementos dispares del ser sino, sobre todo, en oposición a 
“Y, en efecto, su personaje parece tener una especie de estilo coerente, pero se define a sí mismo en gran medida como reacción y, por supuesto, Nietzsche no perdonaría tal cosa. Lo que quiero decir es que, en buena parte, Bart se define a sí mismo y se forja una identidad, no en una afirmación triunfante de sus talentos y capacidades, ni tampoco como una grandiosa y creativa urdimbre de elementos dispares del ser sino, sobre todo, en oposición a la autoridad. Por ejemplo, y aunque sin querer, hace que despidan al director Skinner cuando lleva a Ayudante de Santa al colegio para la actividad de «enseña y cuenta». Ned Flanders se convierte en el nuevo director, elimina los castigos, incluye a todos los alumnos en el Cuadro de onor y sirve «frutitos secos variados» a todo el que entra en su despacho («La canción ruda del dulce Seymour Skinner»). Estrañamente, Bart y Skinner se hacen amigos, y cuando Skinner vuelve a alistarse en el ejército, Bart se da cuenta de que, en contraste con la permisividad de Flanders, extraña el autoritarismo de Skinner. Lisa le explica el motivo:
BART: Es extraño, lo echo de menos como amigo, pero lo echo aún más de menos como enemigo.
LISA: Eso es lo que necesitas, Bart. Todos necesitamos a nuestro némesis. Sherlock Holmes, al doctor Moriarty; Mountain Dew, a su Yellow Mellow… hasta Maggie necesita a su vevé de una sola ceja.”


Pasaje de: William Irwin & Mark T. Conard & Aeon J. Skoble. “Los Simpson y la filosofía.” 

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