martes, 12 de noviembre de 2013

LA FAMILIA JAPONESA SEGÚN RUTH FULTON BENEDICT



“Aun en nuestros días, un hombre con hijos ya mayores no realizará transacción alguna sin que haya sido aprobada por el abuelo, si éste no se ha retirado. Los padres deciden sobre el casamiento o el divorcio de sus hijos, incluso cuando éstos tienen treinta o cuarenta años. Al padre, como cabeza de familia, se le sirve el primero en las comidas, entra el primero en el baño familiar y recibe con una simple inclinación de cabeza las profundas reverencias de su familia. Hay en el Japón un acertijo popular que podría traducirse de esta forma: «¿Por qué un hijo que quiere dar consejos a sus padres se parece a un sacerdote budista que quiere tener pelos en la coronilla?». (Los sacerdotes budistas van tonsurados.) La respuesta es: «Porque por mucho que quiera, no puede».”

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“Sea cual sea la edad de una persona, su situación en la jerarquía dependerá de si es varón o hembra. Cuando una mujer sale con su marido, camina unos cuantos pasos detrás de él; su situación social es en todo inferior. Incluso las mujeres que en ocasiones visten trajes europeos y andan a su lado, precediéndole al entrar por una puerta, se colocan inmediatamente detrás de él cuando visten el kimono. La hija japonesa debe arreglárselas como pueda, mientras que los regalos, las atenciones y el dinero para la educación se destinan a sus hermanos varones. Cuando se establecieron escuelas superiores para las jóvenes, se sobre sobrecargó el programa de estudios con enseñanzas relativas a la etiqueta y al movimiento corporal. La formación intelectual, desde luego, no estaba al mismo nivel que la de los chicos. El director de una de estas escuelas, al abogar por que se enseñara a las chicas de la clase media alta que acudían a su centro algún idioma europeo, basaba su recomendación en el hecho de que, así, la mujer sería capaz de colocar los libros de su marido en la posición correcta tras hacer la limpieza de la biblioteca.
No obstante, la mujer japonesa disfruta de gran libertad si se la compara con la de otros países asiáticos, y esto no se debe solamente al proceso de occidentalización. En el Japón nunca existió el vendaje de los pies femeninos, tal como se practicaba en las clases superiores chinas, y las mujeres indias de hoy se admiran de que las japonesas salgan de casa, vayan de compras y paseen por las calles libremente. Las mujeres japonesas casadas hacen las compras de la familia y tienen a su cargo el dinero familiar. Si falta éste, son ellas las que han de elegir algún objeto de la casa para empeñarlo. La mujer manda a los criados, interviene en el matrimonio de los hijos y, cuando llega a ser suegra, dirige los dominios del hogar con mano tan firme como si no hubiera sido durante la mitad de su vida una humilde violeta que a todo asentía.”

Pasaje de: Ruth Fulton Benedict. “El crisantemo y la espada: Patrones de la cultura japonesa.”

ACTIVIDAD:

Crea una entrada sobre Japón, con texto, mapas, imágenes, historia, que sea breve y fácil de leer con tus propias palabras, no se puede cortar y pegar.

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